La TCI en mi profesión de abogado

Autor: Hèctor Cabré Plana – abogado

En mi proceso de humanizarme, de volver al ser —en eso consiste para mí la TCI o cualquier camino terapéutico que se precie­—, después de las primeras urgencias, de lo inmediato, digamos que después de ocuparme de las miserias domésticas que no admitían demora, la TCI empezó a calar en mi vida laboral.

La frase tantas veces repetida: «yo soy abogado», un día chirrió en mis oídos y se convirtió en «yo soy, y trabajo de abogado». Muchos compañeros de profesión ríen cuando, en una de las frecuentes esperas en los pasillos de los juzgados, les digo que ya no soporto a los abogados; y es verdad.

Desde mi proceso en TCI, desde mi sensibilización, me cuesta soportar ciertas poses, gestos imitados, automatismos atávicos y corazas egoicas —incluyo las mías, por supuesto— que me apartan del otro y de mí. Toca pues, en mi proceso de cambio, encontrar mi lugar, mi visión personal y única de mi profesión. Observo que siendo yo, sin más, sin necesidad de cubrirme con las muy manidas poses de abogado, sin ese disfraz, los clientes confían más que antes en mí como profesional.

Desde ahí, desde esa posición, puedo atender la escucha al otro y mi escucha interna al atender el problema de un cliente. Desde la presencia, ambos solucionamos, gestionamos mejor ese conflicto o problema por el que viene a verme.

También durante la celebración de los juicios, observarme y atenderme con lo que me está pasando y con lo que está ocurriendo; es decir, dejarme estar como humano y desde ahí como profesional. Me gusta pensar que a algún juez y fiscal que ya se encuentran un poco de vuelta en ese juego de espejos que abruma y confunde al profano en la materia, le gusta esa claridad sincera que emana del ser.

 

Actualizar las relaciones desde la escucha corporal

 

Autora: María Saura, Terapeuta gestalt y corporal integrativa

Decido escribir sobre las relaciones y los vínculos como uno de los asuntos sobre los que trabajo en mis sesiones. En concreto, crear el espacio para actualizar cómo es la relación ahora, más que seguir anclado en cómo fue o cómo me gustaría que fuese.

Para mí ha sido un proceso de aceptación y de soltar, de dejar de luchar por conseguir que las cosas vuelvan a ser como habían sido. La actualización en las relaciones me ha llevado a darme la oportunidad de escuchar lo que necesito en cada momento con las personas con las que siento vínculo.

En el trabajo con mis pacientes veo que tras esa aceptación y tras el duelo de lo que fue, surge una nueva relación más libre, con más escucha, con respeto, más descansada y menos automática.

Que las relaciones van cambiando es algo muy obvio y muchas veces no tan fácil de aceptar. Nos queremos seguir relacionando de la misma manera a pesar de que las necesidades van cambiando.

Las relaciones, del tipo que sea, se dan cuando dos personas se encuentran en un momento concreto y sienten que se nutren de la forma que necesitan. De forma natural esa relación se va transformando. A momentos se vuelve más íntima, más distante, conflictiva…

Muchas veces ese cambio nos cuesta aceptarlo, nos empeñamos en que el encuentro no cambie. Nos quedamos anclados a un modo fijo, sin dar la posibilidad de que ocurra esa transformación.

El trabajo de actualización desde la escucha corporal invita a ponerme delante de esa persona y actualizar cómo es mi relación con el otro en este momento. Me permite revisar qué necesito y cuál es la distancia a la que me quiero colocar… Despedirnos de lo que en un momento fue para poder revisar que me une a ti en este momento. Aceptar lo que hay entre nosotros, dando espacio a todas las emociones y sensaciones que se puedan dar en este proceso.

pareja camino

Como siempre, desde la mente nos fijamos a un patrón, que por definición es algo automático. Sin embargo, si dejo que mi escucha interna se amplíe, no hay duda de que va cambiando.

Pude descansar el día que tuve la certeza de que la relación va cambiando y el vínculo siempre permanece. Cuando se crea un vínculo con alguien desde lo amoroso, ese vínculo siempre está.

Me lo imagino como un hilo de lana que va de una persona a otra. Ese es el vínculo y siempre está más allá de que el modo vaya cambiando; a momentos está más largo, a momentos se enreda, a momentos uno tira más que el otro…

Invito habitualmente a ir actualizando las relaciones; a volverte a mirar a los ojos y ver cómo es nuestra relación ahora y qué necesitamos cada uno de nosotros. Nos ayuda a soltar lo antiguo para así tomar lo nuevo. Hace que la relación sea más real.

Creatividad y cuerpo

Autora: Cristina Ribera Casal – Psicoterapeuta gestalt y corporal integrativa. Formada en psicoterapia integrativa y en el desarrollo del cuerpo y el arte como herramientas para el crecimiento personal. Artista autodidacta.

 

Mas por frío que sea el año y falto de cantos,

en el tiempo señalado las briznas de hierba germinan

en la tierra blanca todavía nevada,

y a menudo se oye el canto de una ave solitaria. 

Friedrich Hölderlin


Cada vez que leo este pequeño poema, me viene a la mente el mismo pensamiento: lo que tiene que ocurrir, ocurre. Por árido que sea el paisaje, si permanezco ahí en actitud de silencio y escucha, probablemente pueda percibir algo que haga cambiar la condición de árido. Eso, para mí, es creativo. Es generar una nueva posibilidad.

Lo que pretendo con estas líneas es expresar algunas de mis ideas sobre creatividad, basadas en mi experiencia personal, y que esto permita a los lectores hacerse preguntas sobre cómo es su creatividad y de qué manera la llevan a su día a día.

La palabra ‘creatividad’ proviene del verbo creare, que significa ‘engendrar, producir’. Luego cuando soy creativa estoy generando una nueva posibilidad, y al revés: generar nuevas posibilidades es poner en juego mi creatividad.

Ha sido a través de mi propio proceso terapéutico que me he dado cuenta de lo idealizado que tenía el concepto de creatividad y cómo esto me ha limitado muchas veces. Hoy, para mí, la creatividad es una actitud frente al mundo y frente a la vida, porque la creatividad forma parte de la vida. ¿Qué hago si no cada mañana al despertarme y decidir empezar un nuevo día? Voy creando cada momento con todo lo que pienso, siento, expreso y decido hacer. Me refiero a una actitud de permanecer abierta y de darme permiso. Permiso para estar en silencio, para tomarme la vida menos en serio, para jugar, para llorar, para sentir lo que siento y expresar o no lo que necesito. Abierta a escuchar lo que me pasa por dentro, a las sensaciones, y con todo ello decidir hacia dónde voy.

Una actitud que me facilita tener conciencia de qué hago yo para ir creando cada momento de mi vida (junto con lo que la vida ya me trae). El problema es que, habitualmente, no somos conscientes de ello y actuamos de manera automática, a menos que estemos entrenados en autoobservarnos (y eso tiene mucho que ver con estar o haber estado en un proceso de crecimiento personal —generalmente a través de la psicoterapia—). Para mí no ha sido ni es tarea fácil cultivar esta actitud, pero es la que yo elijo, porque así lo quiero, para seguir viviendo.

La creatividad también tiene que ver con darme permiso para equivocarme, para no saber cómo hacerlo, para atascarme, para dejarme estar perdida. Cualquier artista reconoce estas fases con lo que sucede inevitablemente en un proceso creativo. 

 “Los artistas que buscan perfección en todas las cosas son aquellos que no pueden alcanzarla en nada”

Eugène Delacroix

Hay personas que opinan que no son creativas y eso tiene más que ver con obstáculos que inconscientemente ellas mismas se ponen que con el hecho de que realmente no lo sean. Porque al final, de lo que se trata con la creatividad es de poder expresar lo que uno es, cada cual a su manera y como pueda. Que yo pueda expresar lo que soy.

Existen muchas opciones para atrevernos a conocer nuestra creatividad. Pintar con témpera sobre papel, cartón o pared; escribir sin intención de crear nada, simplemente dejando que la mano se mueva; bailar sin música o con ella; moldear un trozo de arcilla o fotografiar lo que para mí es creativo podrían ser algunas maneras —de las miles que existen— de empezar a indagar sobre ello.

En este punto es importante para mí introducir el tema del cuerpo. En mi proceso personal, la exploración de mi potencial creativo ha ido a la par con el trabajo corporal. Y fue en ese momento que pude empezar a darme cuenta de cómo cambiaba lo que sentía, lo que expresaba y la manera como lo hacía.

La creatividad no puede ir desligada del cuerpo porque yo soy mi cuerpo y todo lo que vivo lo siento en él. Mi cuerpo es el contenedor de todas mis experiencias. Cuando me doy espacio para escuchar a mi cuerpo y dejar que se exprese, tomo contacto con aspectos internos y de la vida a los que normalmente no suelo acceder.

Cuando dejo que mi cuerpo se mueva como necesita, mi expresión toma una forma concreta, con la que puedo decidir hacer muchas cosas o no hacer nada, pero si decido plasmarla en un lienzo, escribirla en papel, pintarla en la pared, crear un collage, bailarla… será completamente distinta de si me hubiera quedado simplemente dentro del terreno mental.

Decía Gabrielle Roth, artista creadora de los 5 Ritmos, que explorando toda la gama de nuestros movimientos naturales podemos retomar el contacto con nuestra energía más auténtica, más de verdad, nuestra energía natural animal. Y eso nos ayuda a estar presentes en el cuerpo.

De manera que lo que permite el trabajo corporal es abrir, abrirme para poder generar otras posibilidades. Posibilidades creativas.

Imagina cómo sería expresar tu creatividad desde ahí.

Expresar lo que eres, ni más ni menos.

 “La creación espontánea surge de lo más profundo de nuestro ser. Lo que tenemos que expresar ya está con nosotros, es nosotros…”

Stephen Nachmanovitch

 

Cada acto creativo

remeda el soplo primordial

el salto inaugural;

el paso de la nada al ser,

del no haber sido al estar naciendo,

al latir 

Cada latido único,

cada vez toda vez.  

Hugo Mujica