Autora: Berta Clotet Galobart – Psicóloga colegiada nº 17941. Terapeuta corporal integrativa, sistémico-familiar y gestalt infantil.
El parto deviene una experiencia difícil de afrontar, que durante el embarazo nos condiciona y atemoriza. En la sociedad en que vivimos tenemos el privilegio de contar con todos los recursos médicos necesarios que nos pueden ayudar en caso de que se dé una complicación durante el parto. Ahora bien, si el parto se desarrolla naturalmente la intervención médica no es necesaria: todas las mujeres estamos preparadas para parir a nuestros hijos. Así como la vida de nuestro bebé empieza en nuestro vientre y crece dentro de nosotras, la naturaleza nos provee de todo el saber psicocorporal y emocional que precisamos para parir a nuestro retoño, si estamos conectadas con él.
Realizar una psicoterapia corporal integrativa (TCI) te puede acompañar durante la gestación para ayudarte a conectar con este saber instintivo.
El parto es uno de los momentos más importantes en nuestras vidas y en la de nuestros hijos, y para poder vivirlo con intensidad y consciencia, facilitando así el transito del bebé del mundo uterino a nuestro mundo y aprovechando todos los aprendizajes que nos trae para la crianza, planteo la necesidad de recuperar el saber instintivo femenino que todas poseemos y quedó enterrado bajo capas de creencias limitadoras que nos hacen creer que no somos capaces de parir a nuestros hijos sin la intervención de la ciencia médica.
La pregunta está en cómo podemos reconectarnos de nuevo con este saber instintivo y en qué necesita mi hijo para nacer.
Este artículo hace una breve exposición de lo que me parece más vital saber y poner en práctica a fin de prepararnos para el parto poniendo las condiciones físicas, psíquicas, emocionales y espirituales necesarias que nos ayuden a vivir esta experiencia con mayor gozo.
Desde mi experiencia personal y una perspectiva psicocorporal e integradora, hay un camino para la autorregulación, que nos ayudará a sostener el dolor a través de la respiración, la apertura y la relajación de cuerpo y mente: Cuando la mente está relajada y abierta, el cuerpo se abre y se relaja y yo me siento segura, confiada y capaz. Anclada en mi centro, el instinto tiene el camino libre para emerger.
Para relajar la mente es preciso revisar el conjunto de creencias limitadoras que tenemos sobre el parto, sobre nuestra capacidad para sostener el dolor y de parir a nuestros hijos. Nuestro sistema de creencias está formado por toda una serie de ideas, mensajes e imágenes que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra historia personal, incorporándolas como propias sin mucho análisis ni filtro. Poner luz a este bagaje que me condiciona me permite liberar mi instinto y ponerlo a mi servicio.
Ayuda nutrirse de experiencias positivas, tanto de partos fisiológicos como de aquellos en que hizo falta la intervención médica. Del ejemplo de mujeres que se sienten fuertes y conectadas con este saber interior; que, abrazando el miedo, están predispuestas a vivir esta experiencia en todo su potencial, confiando en que han preparado el terreno para que sus bebés nazcan por sus propios medios en el momento en que estén lo bastante maduros.
Informarse sobre el parto sin dolor y el parto orgásmico, maravillándose de sentir que es posible vivir esta experiencia desde el placer, rompiendo así un sinfín de creencias que hablan de todo lo contrario. También ver vídeos de parto natural, contagiándose de la fuerza que transmiten y dejándose inspirar.
Es importante acercarse a las personas y grupos que nos refuerzan y conectan con nuestro saber interior, dejando entrar los mensajes que nos hacen llegar, integrándolos y haciéndolos propios, si siento que resuenan en mí.
“Soy una mujer fuerte, sana, libre, salvaje, y tengo todo lo que necesito para parir a mi hijo, confío en que mi instinto me guiará y confío en mi hijo, él sabe todo lo que necesita para hacer este camino y nacer.”
Las visualizaciones también ayudarán a que me abra y me relaje. Visualizar a mi bebé, hablar con él, mostrándole mentalmente y a través del movimiento el camino de parto, abriéndome y entregándome a este sentir interior.
Este tipo de pensamientos de los que me estoy nutriendo me hacen más capaz de afrontar todo lo que venga, tomando decisiones más conscientes en el momento del parto, al estar más segura y preparada.
Corporalmente es importante fortalecer las piernas, abrir y movilizar la cadera, las ingles, estar flexible. El yoga para embarazadas ofrece una buena preparación física y emocional para el parto, mientras compartes con el grupo de mujeres la próxima maternidad; es de una gran riqueza.
Desde esta perspectiva integradora te ayudará saber como el canal del parto está relacionado con la garganta, la boca y la lengua. Se puede relajar y abrir el canal de parto llevando ahí la atención, abriendo toda la zona y relajándola. Te puede ayudar cantar las vocales en el momento que llega la contracción, en vez de tensarte gritando. Al cantar, todo tu cuerpo se abre con la vibración, y al dejar la boca entreabierta se relaja la garganta y la lengua. Por ejemplo cantando la vocal AAAAAAAAA, OOOOOOO…. Al estar conectada la garganta con la vagina, con la misma vibración que se relaja la garganta se abre el canal de parto y el suelo pélvico se llena de aire, expandiéndose.
Llegar a esta consciencia requiere práctica, que puedes realizar durante los meses de embarazo y junto a tu pareja, si se anima. En el parto te ayudará que tu pareja te acompañe cantando las vocales junto a ti en el momento que llega la contracción, o simplemente señalándote que relajes la lengua y abras la boca, si estas tensa. Las mujeres del sur de la India paren cantando; a este tipo de cantos se les llama cantos carnáticos. Puedes buscar vídeos en internet para practicar; también se realizan ya talleres de canto carnático en algunos centros de parto natural.
Es importante tener en cuenta que las contracciones son más dolorosas cuanto más rígido esté el útero. La rigidez de nuestro útero está relacionada directamente con los siglos de represión y de negación del placer como fuente de vida, consecuencia de esta sociedad patriarcal. Se puede flexibilizar el útero haciéndolo vibrar a través del orgasmo o de la vibración que produce el canto de vocales, mientras se visualiza cómo este cosquilleo interior lo abre y expande, a la vez que masajea a nuestro bebé. Puedes practicar durante la gestación.
Permite traspasar el dolor saber que cada contracción te acerca más a tu bebé. Las contracciones son las responsables de la apertura del cuello del útero y ayudan al bebé a movilizarse. Cada contracción realiza un abrazo a tu bebé y activa sus sistemas, preparándolos para su llegada a nuestro mundo. Si tu cuerpo está abierto para recibir la contracción sentirás menos dolor y estarás más conectada. Movilizar la cadera durante la contracción ayuda también. Cuando nos tensamos y paramos la respiración para protegernos del dolor, contrariamente a lo que buscamos esa tensión aumenta la sensación de dolor, haciéndonos desesperar con más facilidad al perder la conexión con nuestro centro y alejarnos de nuestro instinto.
La respiración te ayudará a relajar el cuerpo y a centrarte. Siempre puedes volver a la respiración si pierdes el contacto contigo misma y te has dejado llevar por la desesperación y el dolor. Al inspirar desde el vientre te conectas directamente con tu instinto, te llenas de aire y expandes el cuerpo; al expirar, sueltas. En el momento en que sientas ganas de empujar, la expiración te ayudará a hacerlo. Al inspirar te abres y al expirar te cierras conscientemente empujando. Practica durante el embarazo, poniendo la atención al suelo pélvico. Al inspirar lo llenas de aire, al expirar cierras empujando suavemente.
Un último detalle que me ayudó mucho durante el parto de mi hijo y que me enseñó una gran comadrona es que durante el expulsivo recuerdes llevar tu barbilla hacia adentro, bajando un poco la cabeza, así la fuerza irá dirigida hacia la vagina y no al ano, lo cual evitará las molestas almorranas.
Y para finalizar, si puedes parir respetando tu naturaleza hazlo. Parir de pie, de cuclillas, a cuatro patas o, si tiene que ser estirada, recordando levantar la cadera de un lado para facilitar así la apertura del sacro necesaria durante el parto.
Visualizar una flor abriéndose, el vaivén de las olas que vienen y se van, respirando con la boca abierta, desde el vientre, abierta y confiada, permitiendo así que tu cuerpo esté más relajado durante la contracción, lo que te ayudará a sostenerla. En vez de dejar al dolor tomar el control de tu mente, decides visualizar de nuevo esta flor que se abre, y le pides a tu mente que envíe a tu cuerpo mensajes de apertura y relajación, sabiendo que la contracción viene y se va, ofreciéndote unos minutos preciosos para descansar, que aprovecharás porque estás conectada y sabes que la ola volverá, pero estás preparada para tomarla en ti de nuevo, respirando, vibrando con el canto de las vocales, abriéndote a cada nueva contracción y así hasta que el cuello del útero esté abierto, a 10, y el bebé pueda pasar por el canal de parto, abriéndose paso en este cuerpo tuyo entregado y dispuesto a sentir, naciendo de nuevo, dejando ir los viejos patrones, convirtiéndote en madre.